Pese a que Bolivia se resiste a enviar un informe sobre el proyecto piscícola en el río Silala, Chile sigue esperándolo con el propósito de constatar si perturbará los intereses chilenos, considerando queambos países tienen soberanía sobre las aguas del afluente.
Así lo afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, al sostener que “hemos solicitado a Bolivia simplemente información sobre los eventuales proyectos que ellos pudieran realizar, de manera tal de que podamos hacerlo con conocimiento de causa que no van a causar una perturbación aguas abajo de estas mismas aguas del Silala”.
El cauce del Silala nace en la región de Potosí, en el sur boliviano, y fue canalizado hacia territorio chileno en la Región de Antofagasta a principios del siglo XX, lo que es objetado por Bolivia, que acusa a Chile de usufructuar las aguas del afluente de manera gratuita.
Chile manifestó su inquietud por la realización del citado proyecto que tanto el gobierno boliviano, por intermedio de la ministra de Comunicaciones, Amanda Dávila, como las autoridades de Potosí, anunciaron que comenzará a construirse a fines de este mes y que utilizarán las aguas del río transfronterizo mermando su cauce en un 30%.
A juicio del vecino país tiene toda la potestad de utilizar las aguas del Silala en territorio boliviano y que no causará perjuicios a Chile, por lo que no requiere de notificación, aseverando que la soberanía le pertenece a Bolivia.
“Lo que nosotros estamos esperando es la contestación oficial de Bolivia y me parece que es a eso a lo que debemos atenernos más que a las declaraciones públicas”, insistió el ministro Moreno, al ser consultado por esas afirmaciones.
Los dos países, que mantienen suspendidas las relaciones diplomáticas desde 1978, acordaron a principios de 2011 que Chile pagara por el consumo de hasta un 50% de las aguas del Silala, mientras se realiza un estudio para establecer el origen de todo el afluente, pero el entendimiento no está todavía vigente.
