Por Mauricio Bello.. La
encuesta CASEN nos ha sorprendido con algunas noticias, especialmente
la que dice relación con que la extrema pobreza en niños y adolescentes
llegó a un índice de 2,8 por ciento, lo que significa que unas 472 mil
personas viven en esas condiciones.
Los
estudios especializados indican que los jardines infantiles de calidad
fomentan el desarrollo social, lingüística e intelectual de los niños
facilitando su incorporación social. Sin embargo, la mayoría de los
niños no accede a programas de excelencia porque sus padres no pueden
solventar dicho gasto. Por ejemplo el Estudio del cuidado Infantil
(NICHD Study of Early Child Care) informó que un 56%
de los centros eran de mala calidad. Situación que se agrava pues el
personal de los jardines infantiles normalmente no está capacitado y
recibe bajos sueldos. En la mayor parte de los países occidentales y de
los cuales el nuestro no es una excepción, las
políticas sociales orientadas al mejoramiento de la calidad de estos
programas, están haciendo esfuerzos por mejorar la calidad. Estas
iniciativas incluyen desde la capacitación de los docentes hasta normas
más estrictas para los subsidios de los programas,
especialmente focalizado para los niños de familias de escasos
recursos. Sin embargo, para que estos programas tengan éxito, es
evidente que los gobiernos deben decidirse a perfeccionar dichos
programas y a invertir en la educación de la infancia temprana
y el cuidado infantil.
En
este sentido el ministro Lavín hizo hincapié en que los resultados
evidenciaban una cierta paradoja, ya que “estamos bajando la pobreza en
Chile,
pero está aumentado en los niños y eso no puede ser, pues cada vez
tenemos menos niños y tenemos que cuidarlos cada vez más”. Ciertamente
que es un avance saber la situación real de familias que viven esta
situación, pero es mucho más urgente e importante
saber qué hacer respecto de esta situación. En otras palabras, lo que
hoy que se haga o deje de hacer, afectará directamente el futuro
desarrollo de estos jóvenes.
Pbro. Mauricio Bello
Encargado Pastoral Universidad San Sebastián