A nadie dejó indiferente el anuncio del Presidente
Sebastián Piñera, en su pasada cuenta pública al país, respecto de la
intención de construir un puente sobre el Canal del Chacao, que uniría
la isla grande de Chiloé con el continente.
Para el subdirector
adjunto de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago,
Rodrigo Martin, la construcción del puente no tiene que ver con el
desarrollo para la zona, sino más bien con un “aprovechamiento político
de parte del Ejecutivo. Estamos en un momento de encuestas muy bajas
para el gobierno y tienen que anunciar obras que tengan impacto en la
ciudadanía, tratar de generar la idea que se están haciendo megaobras”.
“En términos económicos,
hacer el puente hoy es menos factible de lo que era antes”, plantea el
arquitecto de la estatal, debido a los elevados precios del acero y el
cemento en el mercado internacional. Para rebajar los costos, el MOP ha
planteado la idea de reducir el tamaño del puente, entre lo que se
incluye reducir su espesor y el ancho, ya que “si es de tres pistas en
el fondo abarata el costo del proyecto”.
Uno de los temas
pendientes es saber cuál será el costo que tendrá para los chilotes
utilizar el puente, ya que la obra debería presentar un precio más bajo
que lo que actualmente cuesta cruzar el canal en ferry, “una tarifa que
permita financiar el costo de la obra, un costo que hasta ahora es
tremendamente elevado”, señala el arquitecto..
Según los anuncios del
gobierno, para que el puente sea viable se considera que diariamente
tendrían que cruzar cuatro mil vehículos, sin embargo, en la actualidad
los ferrys transportan dos mil. “En estos momentos con el flujo que hay
no se justifica económicamente el proyecto, porque no tiene una
viabilidad económica real”, puntualiza el subdirector de Arquitectura de
la Universidad de Santiago.
Para Rodrigo Martin, se
tienen que contrastar las opiniones que vienen desde afuera de la región
con las necesidades reales que la gente tiene en la zona. Para
ejemplificar, el docente pone en el tapete el caso del Mall de Castro,
que generó una crítica generalizada tanto en las redes sociales como en
la opinión pública, sin embargo “la gente estaba de acuerdo con tener
este centro comercial porque les entregaba nuevos equipamientos como:
comercio, cines y tiendas, que hasta el momento no tenían”.
El arquitecto destaca que
debe haber una opinión de las personas de Chiloé que pueda poner en la
balanza los impactos sociales reales que tendría una obra de “esta
magnitud, no solamente el factor monetario”, comentó el arquitecto.
Según Rodrigo Martín lo
primero que se debe hacer es “escuchar a las comunidades locales, ya que
la mayoría de los problemas sociales que tenemos en la actualidad como
en Aysén y Freirina, pasa simplemente por no se escuchó a las personas
de la zona”.
En este sentido, el
arquitecto llama a considerar que el puente como megaobra es una imagen
extraordinaria para el Ministerio de Obras Públicas, “pero eso hay que
dejarlo de lado y mirar las necesidades de las regiones; Chile es un
país que está sobre centralizado tenemos que tomar conciencia y a partir
de eso tomar las determinaciones”.